Es triste, pero resulta imprescindible que se produzca una muerte para que el problema de la violencia ultra despierte un mínimo de atención mediática. Unos han perdido el oído, otros la vista, otros se han quedado atados a una silla de ruedas. No importa que constantemente se produzcan palizas y agresiones que dejan heridos traumatizados de por vida. Es posible que me confundiera con su hermano Miguel Ángel, que en este caso sí que fue fichado desde Las Palmas para el Mallorca B. Obviamente no tuvo la misma trayectoria que su hermanísimo Juan Carlos ni por asomo, no llegó a debutar ni siquiera en el primer equipo bermellón, luego estuvo un año en el Conquense…